Nuestra semana en Portugal
Era la tercera etapa de nuestro proyecto de Erasmus. Cinco estudiantes y tres miembros del claustro partimos en un vuelo vía Madrid y Vigo para, posteriormente, ser acogidos por la escuela Eprami, en Paredes de Coura (Portugal). Habían pasado once meses desde la última vez que estuvimos juntos como grupo y, evidentemente, nos saludamos tan efusivamente que parecía que tan solo hubieran pasado unas pocas semanas desde la última vez que habíamos compartido nuestro tiempo y nuestras vivencias.
El martes tuvimos nuestro primer taller y nos entusiasmó que Svetilo, nuestro director, compartiera su visión e ideas sobre cómo sería nuestra última obra en Bulgaria. Sin esperar un minuto nos pusimos manos a la obra para preparar varias escenas y coreografías relacionadas con los mitos y leyendas de nuestro país.
Después de un maravilloso almuerzo y con un tiempo fantástico, todos nos subimos a la guagua escolar y pasamos una tarde encantadora explorando el pueblo más antiguo de Portugal, Ponte De Lima.
Nuestra primera parada fue un fantástico teatro antiguo que había sido reformado. Recorrimos con tranquilidad la parte delantera de la casa y, más tarde, estuvimos entre bastidores, incluyendo el piso de vuelo que está a 60 pies sobre el escenario y del que cuelgan todas las luces. Fue muy interesante ver las diferentes áreas que normalmente no se ven en una obra de teatro cuando asistes como espectador.
A continuación paseamos por las calles de este bello municipio y por el camino del río que nos conducía al puente romano. Es un puente precioso que se sustenta sobre numerosos arcos. El tiempo era inmejorable. Nuestros ánimos estaban por todo lo alto, era un lugar encantador para visitar.
Al día siguiente tuvimos el día libre de talleres y, de nuevo, nos montamos en la guagua y pusimos rumbo al magnífico Oporto. Otra vez el buen tiempo nos acompañó y las vistas eran increíbles. Pateamos sus calles, pero lo más destacado fue un tour en Tuk-Tuk por todas las calles por las que otros vehículos no podían circular. Fue muy divertido, ¡no creo que ninguno de nosotros dejara de reírse desde el momento en que nos subimos a este simpático vehículo!
Una vez finalizado el almuerzo, fuimos invitados a un crucero a lo largo del río pasando por debajo de magníficos puentes. Uno de ellos fue construido por un estudiante del Sr. Eiffel, el de la famosa torre de París. Luego visitamos una de las muchas bodegas de Oporto y descubrimos los diferentes tipos de oportos y cómo se elaboran.
¡Oporto es una ciudad maravillosa y recomendamos que, si tienen la oportunidad, la visiten y no dejen de hacer el tour en Tuk-Tuk!
Cuando volvimos de Oporto, nuestro colegio de intercambio nos agasajó con una comida tradicional. Lo más especial de la misma es que fue cocinada y servida por estudiantes que estaban cursando estudios de cocina en el Eprami. La comida estuvo, sencillamente, deliciosa y abundante. Los platos no dejaban de llegar y llegar. De hecho, durante todo el viaje, la comida fue exquisita y abundante. ¡Los portugueses ciertamente saben cómo alimentar a sus visitantes!
El jueves pasamos la mañana trabajando muy duro en el teatro. Exploramos a través del teatro físico cómo aunar nuestros mitos y leyendas en una única representación teatral. Por la tarde acudimos a un museo que recreaba una casa tradicional y pudimos aprender cómo vive la gente de la zona. Paredes de Coura es un lugar muy tranquilo con una población de, aproximadamente, 9000 habitantes. Pero en verano, todo cambia. ¡Organizan un festival de rock y los visitantes llegan a la escalofriante cifra de 400.000 personas! La ciudad también acoge dos veces al año el mayor festival de Lego de Portugal. Tuvimos la suerte de ir al Lego Build, que está abierto a las familias los fines de semana para que pasen tiempo juntos realizando construcciones de Lego. Asimismo, en el centro de construcción de Lego, nos permitieron visitar los talleres «profesionales». Cualquier aficionado de Lego soñaría con esta oportunidad. La sala era enorme y estaba repleta de todas las construcciones de Lego que te puedas imaginar. Tuvimos la suerte de ver creaciones que se estaban construyendo para el próximo festival, desde ciudades en miniatura hasta un Santa Claus de tamaño natural.
Esa noche acudimos a un concierto exclusivo para nosotros. El Coro Coura, un coro local formado por chicas de 11 a 19 años, nos deleitó con una música hermosa, inspiradora y muy conmovedora. Ahí no quedó nuestra velada. A continuación fuimos invitados a una fiesta en el colegio, en la que se nos mostró lo mejor de la cultura tradicional local. Nuevamente comida deliciosa y abundante y bailes tradicionales, muchos de los cuales se acompañaban con un gran acordeón.
Nuestro último día lo pasamos en el teatro, trabajando en nuestras obras. Posteriormente visitamos una compañía de teatro local que representa sus producciones en la comunidad. El lugar donde actuar les es indiferente, puede ser en el ayuntamiento, en un campo o en un establo.
Lamentablemente nuestro tiempo en Portugal había terminado y era hora de volver a Tenerife. Todos estábamos de acuerdo en que había sido una semana brillante y que nos habíamos sumergido en una cultura y una gastronomía increíbles. Sentimos mucho la despedida, pero nos consolamos sabiendo que solo faltan unas semanas para que nos reencontremos de nuevo para poner punto final a nuestro proyecto.
¡Bulgaria, allá vamos!